Durante el Adviento, nuestra súplica ha de ser siempre: "Ven, Señor Jesús" (Ap 22, 20). Debemos rechazar "la maldad y las codicias mundanas" y vivir "en este mundo como seres responsables, justos y que sirven a Dios. Pues esperamos el día feliz en que se manifestará con su Gloria nuestro magnífico Dios y Salvador Cristo Jesús" (Ti 2, 12-13).
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